Los Tartesos fueron un antiguo pueblo que habitó la región de Huelva y otras partes de Andalucía entre los siglos IX y VI a.C. Se les considera los primeros viticultores de la región, y se sabe que cultivaban la vid para la elaboración de vinos y licores.

Los Tartesos se destacaron por sus técnicas avanzadas de agricultura y por su habilidad para comerciar con otros pueblos del Mediterráneo. Se cree que fueron ellos quienes introdujeron la vid en la región, y que su producción de vino era muy valorada en el comercio marítimo que mantenían con otros pueblos de la época.

La vinculación de los Tartesos con la viticultura y la producción de vino ha sido documentada en numerosos hallazgos arqueológicos, como ánforas y jarras de cerámica utilizadas para almacenar y transportar el vino. También se han encontrado restos de lagares y prensas de uva que demuestran la importancia que los Tartesos daban a la producción de vino.

La influencia de los Tartesos en la viticultura y la producción de vino se ha mantenido en la región de Huelva a lo largo de los siglos, y ha sido transmitida de generación en generación. Los vinos del Condado de Huelva, que se elaboran en esta región, han heredado la tradición y el saber hacer de los Tartesos, y son una muestra de la rica historia y cultura vinícola de la región.